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"DONES para el BIEN COMÚN"

Escribe: P. Wilfrido Aguilera CM
"Con las lenguas de fuego" (Hch 2,3) cada uno de los apóstoles recibió el don multiforme del Espíritu, como los siervos de la parábola evangélica que habían recibido todos un cierto número de talentos para hacer fructificar (Mt 25,14), y aquella "lengua" era un signo de conciencia que los apóstoles poseían y mantenían viva a cerca del compromiso misionero al que habían sido llamados y al que se habían consagrado.
En efecto, apenas estuvieron y se sintieron "llenos del Espíritu Santo, se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse". Su poder venía del Espíritu, y ellos ponían en práctica la consigna bajo el impulso interior impreso desde arriba.
El acontecimiento de ese día fue enteramente misionero, pero también muy significativo. En él podemos descubrir un signo de la universalidad del cristianismo y del carácter misionero de la Iglesia; el relato nos lo presenta consciente de que el mensaje está destinado a los hombres "de todas las naciones", y de que, además es el Espíritu Santo quien interviene para hacer que cada uno entienda al menos algo en su propia lengua: "Les oímos en nuestra propia lengua nativa" (Hch 2,28). Juan Pablo II nos dice respecto esto que se puede ver en todo esto una primera forma de "inculturación", realizada por obra del Espíritu Santo.
Otro hecho extraordinario es la valentía con que Pedro y otros once se levantan y toman la palabra para explicar el significado mesiánico y del Espíritu Santo de lo que estaba aconteciendo bajo los ojos de aquella multitud asombrada (Hch 2,14 ss).
Al celebrar gozosamente este tiempo Pascual nos encontramos muy cerca de PENTECOSTÉS, donde el Señor Resucitado cumplirá su promesa enviándonos al Espíritu Santo para fortalecernos en la entrega dentro de la Iglesia.
Hagamos que este tiempo de gracia y renovación, nos lleve a ser testigos de Jesús Resucitado de manera novedosa. No olvidemos que bajo la acción del Espíritu Santo puede y debe desarrollarse el mandamiento nuevo de Cristo en la última cena "amarnos unos a otros como él nos amó". Supliquemos el disceernimiento de estos dones que Dios nos ha dado para compartir con nuestros hermanos de la comunidad parroquial. Hasta Pronto.